lunes, 14 de julio de 2008

¡Pobre de mí!

Se ha terminado San Fermín. En un país donde los nuevos progres se apuntan al anticlericalismo para arañar unos cuantos votos a los radicales de izquierdas que quemarían iglesias si no fuera porque es ilegal (eso sí, con la democracia siempre en la punta de la lengua), resulta que las fiestas tienen un patrón o patrona religiosos y nadie dice nada. Al contrario, se apuntan a la fiesta los primeros, a menos que sean antitaurinos, ecologistas o apóstatas. Aunque estos también estarán, porque sólo lo son para la foto y la subvención. ¿O creías que son activistas 24 horas al día?

Yo no soy católico y no entenderé jamás la fe que se profesa en fiestas como el Rocío en Almonte (Huelva)[ver vídeo]. Pero siento un enorme respeto por las creencias de la gente y soy un adicto a las tradiciones, sobre todo las que resultan más chocantes con el paso del tiempo. Me encanta tirar una cabra desde un campanario, adoro a 30 cafres intentando cortar las crines de otros tantos caballos salvajes (no se sabe quién es más salvaje) en la Rapa das bestas de Galicia y espero que nunca acaben aquellas tareas exclusivamente para hombres o exclusivamente para mujeres.

Lo que tienen estas fiestas es que sacan lo mejor de uno. Ya sea en una guerra de tomates en Buñol o jugándose el pellejo en los cohetes de Elche. La gente es feliz. Bueno, la gente que vive la fiesta. Porque aunque no lo parezca, hay personas que no quieren fiesta. Su particular fiesta es aguársela a los demás aduciendo razones morales o protección de no se sabe qué. Estos tipejos luego pueden ser unos auténticos hijos de puta en su vida cotidiana, pero es ver una corrida de toros en la tele y les afecta como si les matasen un hijo. O eso dicen. Porque en relidad lo que tienen es un amargue enfermizo. Como no disfrutan de la vida intentan joder a los demás. Ya se sabe, "el que no folla, jode".

Pero somos más y si no, sólo teneis que ver cuántos antitaurinos se reúnen en San Fermín y alrededor de las plazas de toros y los miles de personas que abarrotan las fiestas populares. Así que este verano decidid donde queréis pasarlo en grande. San Fermín terminó pero queda Buñol, los moros y cristianos, el descenso del Sella y miles de fiestas populares patrocinadas por santos y vírgenes que están esperándonos. ¡¡Feliz verano haciendo el cafre por los pueblos de España!!

Al loro la clase que tiene esta peña, ni un concierto de los Beatles...

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