Estoy realmente alucinado con la que se ha liado por las declaraciones de la reina aparecidas recientemente en un libro.
Resulta que por un "quítame allá esos gayers" se ha montado la de San Quintín e incluso la Casa Real ha emitido un comunicado pidiendo disculpas y alegando que se habían malinterpretado sus palabras, craso error.
Vaya por delante que no siento especial cariño por la familia real. Tampoco me pondría a quemar sus fotos como los subnormales independentistas catalanes pero vamos, que ni frío ni calor. Pero me parece REPUGNANTE que en España, supuesta democracia (cada vez menos), no pueda expresar cada cual su opinión, sea quien sea el que lo haga. Resulta que nos escandalizamos y condenamos que durante 40 años un tío impuesiera a muchos lo que tenían que hacer y decir, pero estos mismos adalides de libertad ven perfectamente normal que muchos impongan a la reina lo que puede y no puede decir.
Pues bien, a mí me parece igual de asqueroso lo uno que lo otro. La libertad de expresión consiste en poder decir lo que a uno le venga en gana sin que ello suponga un ataque al honor, intimidad, etc. de terceros. Y me parece que la reina no ha ofendido a nadie con esas palabras.
Eso sí, las asociaciones de gays y lesbianas se han tirado a la yugural porque sus dirigentes utilizan su condición homosexual para actuar como lobby político en favor de sus intereses progre-fascistoides. Victimismo, agitprop y finalmente, imposición de ideas.
Mientras, gastan alegremente las subvenciones que pagamos todos en cabalgatas y raves en lugar de apoyar a los homosexuales que realmente son discriminados por su condición sexual. Eso sí es condenable y ruin.
En el caso de la polémica que nos ocupa me la pela que se llame matrimonio o como quiera que sea mientras los derechos sean los mismos. Pero no se puede reclamar igualdad de derechos mientras le niegas al otro el derecho a expresar su opinión.
Eso se llama hipocresía, o en el caso de España, progresía.
Maigret y el Caso Simenon (y III)
Hace 11 años
1 comentario:
No estar de acuerdo contigo. La Reina desde el mismo momento que es Reina no tiene derecho a opinar lo que le salga de la huevera mora. Para eso es Reina y para eso tiene su jornal, para aparentar e insuflar moderación. Aunque suene demagogia pura y dura (quizá lo sea), a mí me gustaría que me pagaran la pasta que cobra ella por quitarme mi libertad de opinión. Diré que los Borbones y demás amigos que no me caen excesivamente mal (más bien lo contrario), pero ni tampoco me considero un progre-fascistoide. Qué los maricas se escandalizan a la primera de cambio, completamente de acuerdo. Parecen Etoo cuando le hacen el mono en el Coliseum Alfonso Pérez.
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